Esta historia comienza
en el mes de marzo cuando empiezan a abrirse las flores del azahar, desprendiendo
una fragancia dulce en Sevilla capital. Aquí, en la Avda. Eduardo Dato,
al lado de la fábrica de artillería, vive Julia con sus padres. Ella es alegre
y vital. Tiene el pelo rizado, largo y rojizo. Sus ojos son almendrados. Su vestido
es largo hasta los pies y verdoso.
Julia se levanta
para ir a trabajar a la Gran Plaza… ¡pero acaba
de perder el autobús número cinco! Menos mal que está cerca el metro de Nervión.
Su tarjeta del consorcio le sirve para el metro, el tranvía, el autobús…
Mientras espera allí con un libro de plantas aromáticas, se encuentra a varias
personas. Una de ellas es José, a quien no conoce aún.
Julia, que es muy
observadora, ve al joven veinteañero de pelo rubio y corto y ojos añiles. José
viste vaqueros, camisa y zapatos entre tonalidades azules y grises. A través de
sus gafas ve en su móvil un vídeo del detective Colombo. Ella, al escucharlo,
se sonríe.
La vida de Julia y las
de los demás que usan los transportes del consorcio van a dar un cambio. En el
caso de Julia, este cambio sucederá nada más subirse.
¡No puede creer lo
que ven sus ojos: payasos, vampiros, un violinista, varios jornaleros del campo
y hasta una bailarina de ballet! No obstante, lo que más le sorprende es el
treintañero Luis caracterizado de Antonio Machado leyendo Las
Adelfas con voz profunda y gesticulando mucho.
Julia se mira y ve
tierra. Se ve plantando en el suelo macetas de lavanda y romero. Con su misma
ropa, guantes y sombrero. Se siente dichosa.
El móvil de José
desaparece nada más montarse en el metro y se transforma en un detective de los
años cincuenta. Lleva una gabardina beige,
un sombrero, una libreta con su lápiz y una lupa con la que lo investiga
todo. Está sorprendido.
Julia y Luis se
bajan en la Gran Plaza.
Se miran atónitos, sus caras se iluminan y esbozando hermosas sonrisas vuelven
ser ellos mismos. Piensan que todo ha
sido un sueño.
Luis porta ahora un
traje de chaqueta negro y camisa blanca y un maletín. Va al gabinete de
abogados. ¡Julia al bajarse ya no tiene plantas! Ahora vuelve a tener el libro
en sus manos y va hacia la tienda de ropa de bebés donde trabaja. José, hasta
que no baje del metro, no volverá a ser él.
Al día siguiente
Julia decide coger la línea cinco para a
ir la tienda y ve montados a José, Luis y al resto de los pasajeros vestidos igual
que ayer. Se reconocen entre ellos, se presentan, hablan de lo sucedido y optan
por terminar juntos el trayecto de la línea cinco.
Julia al bajarse, piensa
sobre los viajes que hizo tanto en el metro como en el autobús y finalmente decide
montar una tienda de aromaterapia cumpliendo así su sueño.